

Hace mucho tiempo me enamoré de un instrumento, una flauta travesera.
No funcionó como esperábamos. Yo no tenía el tiempo que quería dedicarle. Me quedé con ella por los amigos que me permitió hacer, y la relación empezó a empeorar.
El último encuentro fue en un examen y, la verdad, nunca habíamos conectado tanto como aquel día.


Hace un par de años me reenganché a la música, cogí una guitarra y aprendí cuatro acordes para sentirme útil musicalmente.
Iba aprendiendo rápidamente, me lesioné la muñeca en un rodaje y desde entonces esto ha impedido que la tocara a menudo.
Recuperándome, esperaba poder
crear, tocar y cantar una canción
pero a medias me quedé.
En vez de esto os ofrezco algo muy personal que relaciona la iluminación, mi forma de ser, LA MÚSICA y todo lo que me
ha hecho ser lo que soy.